Caminando vas traicionado por San Benito
que hasta sus calles se retuercen del dolor y de la pena
Y es que al ver tus ojos llenos de Clemencia
haces que se me encoja el corazón y que me invada la tristeza
Como pudiste venderlo por treinta malas moneas
Como pudiste venderlo sabiendo quien era
Que se cumpla la traición porque escrito estaba
que un martes santo tu a él los besabas y entregabas
No tengas miedo Señor de la Clemencia que cuarenta corazones
darán su vida por ti bajo la trabajadera
Y es que si ellos en el huerto de los olivos hubiesen estado no habría habido legión de romanos que te hubiesen apresado
No tengas miedo más bien ten añoranza porque tu barrio lo quiere que en la recogía y en tu casa te este esperando tu madre bendita Salud y Esperanza.
que hasta sus calles se retuercen del dolor y de la pena
Y es que al ver tus ojos llenos de Clemencia
haces que se me encoja el corazón y que me invada la tristeza
Como pudiste venderlo por treinta malas moneas
Como pudiste venderlo sabiendo quien era
Que se cumpla la traición porque escrito estaba
que un martes santo tu a él los besabas y entregabas
No tengas miedo Señor de la Clemencia que cuarenta corazones
darán su vida por ti bajo la trabajadera
Y es que si ellos en el huerto de los olivos hubiesen estado no habría habido legión de romanos que te hubiesen apresado
No tengas miedo más bien ten añoranza porque tu barrio lo quiere que en la recogía y en tu casa te este esperando tu madre bendita Salud y Esperanza.
Poesía: de Manuel Luis Flores García
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